Campo de Noé
Durante el invierno de 1940-41 aparecieron informes hostiles en la prensa extranjera: criticaban las terribles condiciones imperantes en los campos franceses y el alto índice de mortalidad. Con el fin de disipar estos informes, el régimen de Vichy decidió establecer un campo modelo cerca de Toulouse. Se trataba del campo Noé, aparentemente destinado a funcionar como campo-hospital. Al principio, a los internos que eran transferidos a dicho lugar les pareció que ofrecía mejores condiciones de vida.
En lugar de que el campo estuviera dividido en "islas" y con su perímetro demarcado por cercos de alambre de púas, había cercas bajas de madera. En los cuadros que representan Noé se puede ver el horizonte abierto. El campo estaba rodeado de arbustos y plantas, y no había barracas de madera sino pequeños edificios con ventanas, equipados con lavabos y estufas. Los edificios eran relativamente espaciosos y tenían "colchones de verdad." Las comidas eran servidas, "por primera vez en un año como si estuvieran destinadas a seres humanos civilizados, en un comedor con mesas, manteles de hule y platos reales."[1]
Sin embargo, la ilusión no duró mucho. Los internos sufrían el intenso frío, ya que no se prendían las estufas debido a la escasez de combustible. La administración del campo respondía a las quejas con gran severidad: quienes se quejaban de la comida no recibían comida en absoluto; y los que se quejaban constantemente eran llevados a una "isla" especial rodeada de alambradas de púa, donde eran encerrados en celdas pequeñas y húmedas.
Lo peor de todo era la falta de cuidados médicos. Aunque se lo conocía como "campo-hospital", Noé carecía hasta de los servicios médicos más básicos. La clínica misma estaba cerrada por falta de insumos médicos y había sólo un profesional para atender a una población de 1.500 personas, entre ancianos, enfermos y discapacitados.
Desde este campo también se realizaron deportaciones al este, al igual que desde los otros. A partir de agosto de 1942 se llevaron a cabo "transportes" de hombres, mujeres y niños, en su mayoría de origen alemán. Las dos primeras deportaciones hasta un cierto punto afectaron la opinión pública francesa, y el 23 de agosto de 1942 el Arzobispo de Toulouse, Monseñor Saliège, escribió lo siguiente en una carta pastoral que fue leída en muchas iglesias de Toulouse y de otras ciudades:
Es el destino de nuestra generación el ser testigos de estas escenas terribles de hombres, mujeres y niños, padres y madres, tratados como un hato de animales, mientras las familias se dispersan y se envía a sus miembros a un destino desconocido [...] estos judíos y judías son seres humanos [...] y pertenecen a la raza humana. Un cristiano no puede olvidarse de eso.[2]
Este llamado de atención de la Iglesia no detuvo las deportaciones, que continuaron hasta febrero de 1943. Para entonces el campo ya no alojaba a muchos de sus internos "deportables" (aquellos que eran adecuados para su deportación).
(Dra. Pnina Rosenberg)
- Gert Arnoldson. "L'île de Noé (recuerdos de 1941)" en Monique-Lise Cohen y Eric Malo (eds.) Les camps du sud-ouest de la France 1939-1944: Expulsion, internement et déportation. Privat, Toulouse, 1994, p.82
- Serge Klarsfeld. Vichy Auschwitz: Le rôle de Vichy dans la Solution Finale de la question juive en France - 1942. 2 vols., Fayard, Paris, 1983, p.355

Signed and dated, lower right: K. Schwesig, Juli 41, Noé
© Beit Lohamei Haghetaot
Museum Number 304.
Donated by Hannelore Schwesig, the artist's widow, Ein Hod, Israel, 1959